Perfil del Egresado en Historia

La formación de los docentes de historia en Argentina se basó en dos estructuras académicas bien diferenciadas: las universidades y los Institutos Nacionales del profesorado. Las primeras tenían como  propósito la formación de historiadores que inicialmente siguieron la matriz positivista impuesta por la academia Nacional de la Historia y que a partir de la década de 1960 incorporaron las nuevas corrientes historiográficas surgidas en Europa durante la guerra y la posguerra entre las que puede mencionarse la llamada “Historia social”. Los Institutos del Profesorado continuaban la tradición normalista pero aplicada a la formación de profesores para el nivel medio. A partir de la Ley de Enseñanza Libre la formación de profesores  resultó de interés de la Iglesia y de otras instituciones privadas que imprimieron sus enfoques ideológicos a los programas de estudio.

Con la sanción del estatuto del docente -que calificaba con mayor puntaje a los títulos de profesor que a los de Licenciado-para el ingreso a la docencia,- las Universidades abrieron los ciclos de profesorado como complementarios de las carreras que ya tenían.

Entre las Universidades y los profesorados existió una valla infranqueable durante muchísimos años, pocas veces y por excepción atravesada por graduados de los profesorados. Desde 1983 y muy gradualmente las Universidades admitieron a los graduados de profesorados a los ciclos de Licenciatura, mas tarde (solo algunas) a los posgrados. Gradualmente se va produciendo la incorporación de graduados de los profesorados a los posgrados y a sus equipos de investigación lo que encontró una clara política de integración desde la Ley de Educación Nacional. A su vez la existencia del INFOD garantiza los niveles académicos de la formación específica en historia fuera de las universidades. A su vez la complejidad de los escenarios pedagógicos en los que se debe desempeñar una profesora o profesor de historia, dados por los procesos culturales y sociales que transforman permanentemente a los jóvenes y adolescentes, requieren tiempos y espacios curriculares específicos a la formación en la práctica de la enseñanza,  al conocimiento de los sujetos del aprendizaje en sus contextos y a la didáctica específica de la historia. Estos últimos fueron tratados como campos subordinados durante muchas décadas en la tradición de la formación de profesores y profesoras.

 

La formación de los docentes de historia en Argentina

 

El Instituto de Formación Docente de El Bolsón al presentar este proyecto consideró necesario desarrollar algunos aspectos propios de la formación docente en historia de cuerdo a los últimos acuerdos internacionales y desarrollos en el país. La formación del docente para la enseñanza de la Historia[1] exige resolver el problema de la configuración de su perfil específico, es decir, de los atributos que lo hacen idóneo para la enseñanza en los niveles medio y superior.

De esta manera, la configuración del perfil básico del profesor de Historia debe huir de todo reduccionismo, evitando que su formación se centre solamente en alguno de sus componentes, académico o pedagógico. Esa formación no puede obviar la componente pedagógica y de la práctica docente, pero tampoco, conforme ocurre a veces, el acercamiento sólido a la disciplina científica, a sus aspectos epistemológicos y académicos, además de lo  psicopedagógicos y didácticos. En general, los docentes de Historia de cualquier entidad  social no son historiadores en esencia; eso sólo significa que el centro de su acción  individual no es la investigación personal en fuentes contemporáneas de los temas de la  investigación historiográfica, pero no que deba ignorar sus características básicas y,  sobre todo, que le resulten familiares las peculiaridades de la estructura del conocimiento histórico, las características de su cuerpo conceptual específico.

El perfil del profesor de Historia en la enseñanza media no es el del investigador  académico de la Historia, sino el del docente bien informado sobre las características y los resultados de la disciplina histórica, con capacidad de reflexionar sobre ellos y de lograr que los jóvenes del nivel medio sean capaces de acercarse a la representación histórica de la sociedad.

 

Aproximaciones al profesor que se pretende formar en esta carrera: un perfil.

Se espera que en la formación se desarrollen, incorporen o construyan (según el caso)

a) Unos valores y unas actitudes proclives a esta enseñanza, basados en la comprensión del otro, en la solidaridad y en la responsabilidad hacia un pasado común y hacia un futuro en el que sean posibles los procesos de integración regional.

b) Unas competencias académicas referidas a la Historia en general y a la Historia de Iberoamérica en particular, a sus rasgos específicos y a las experiencias comunes de los procesos históricos que en ella se han producido.

c) Unas competencias pedagógico-didácticas facilitadoras de procesos de aprendizaje autónomos, que permitan al profesor conocer, seleccionar, utilizar, evaluar y desarrollar estrategias efectivas de intervención didáctica.

 

 


[1] Elaborado sobre la base de Cátedra de Historia de Iberoamérica (2002),Organización de Estados Iberoamericanos, Nodo Coordinador, CUADERNO METODOLÓGICO, LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO DE HISTORIA DE IBEROAMÉRICA .